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sábado, 10 de septiembre de 2016

Oportunidad Perdida








Por: Manuel Sámano.

Gigantesco error histórico cometió este sábado el Cruz Azul en el Clásico Joven. Pasó en unos instantes de estar a las puertas de propinarle al América una de las humillaciones más grandes de esta rivalidad, justo en el torneo de su centenario, a ser el protagonista de uno de los ridículos celestes más decepcionantes.

El partido cambió: De tener la seguridad casi absoluta de que Ignacio Ambriz vivía sus últimos minutos como técnico americanista (2 derrotas por goleada contra sus rivales más importantes, en el Clásico Nacional contra Guadalajara y en el Clásico Joven frente a Cruz Azul) a vivir otra remontada legendaria y colocarle un enorme signo de interrogación a la continuidad de Tomás Boy. No lo digo porque piense que vayan a cesarlo en los próximos días, algo muy poco probable, sino por la incapacidad evidente que ha mostrado este entrenador en mostrar signos de que vaya a terminar la sequía de 19 años sin un título de liga del equipo celeste. Aunque eso no es lo peor ya que a muchos se les olvida que sólo han ganado un campeonato liguero en los últimos 36 años. Una cosecha paupérrima.

El partido empezó de forma soñada para Tomás Boy y sus dirigidos. Tres goles en los primeros 26 minutos de juego parecían suficientes para pensar que estaba a punto de suceder algo pocas veces visto en este derbi capitalino. Lo que nadie imaginaba era que ese suceso sería en contra de los locales.  Después de arrancar el segundo tiempo con ese 3-0 a favor, la insensatez del colombiano Aldo Leao Ramírez con su infantil expulsión al minuto 52 cambió todo. El principio de la debacle aunque no toda la culpa tendría que ser de esa tarjeta roja. Una cosa es tener un hombre menos en la cancha, sin duda  una baja sensible. Pero ni el entrenador ni los jugadores tuvieron el carácter para controlar el ímpetu de un América que encontró en el gol de Oribe Peralta apenas un par de minutos después, el trampolín para iniciar la remontada.

Es completamente ilógico que el Cruz Azul haya carecido de reacción alguna y de no haber sido por el portero José de Jesús Corona, la voltereta americanista habría llegado antes. Aún peor fue la decisión de sustituir a 3 de sus mejores futbolistas: Christian Giménez al minuto 56, Francisco Silva al 77 y Jorge Benítez al 83. Evidentemente Omar Mendoza, Ariel Rojas ni el recién contratado Érick Torres cumplieron su objetivo: mantener la ventaja en el marcador que tenía el equipo celeste cuando ingresaron al terreno de juego.  ¿Y Joffre Guerrón? No fue convocado al partido. Ése sería otro error del entrenador porque hubiera sido fundamental como cambio en los últimos minutos del partido. A menos que una causa de fuerza mayor impidiera su participación en el partido como una lesión o una situación extracancha.

Con el paso de los minutos Cruz Azul parecía aterrado, como si la Máquina siguiera unas vías imaginarias que condujeran hacia el precipicio de la derrota. Tal vez recordando lo sucedido en la final del Clausura 2013 cuando perdieron el título de liga a manos del propio América de forma ilógica también en los últimos instantes del juego. Un dejà vu fatal aunque sólo quedaban 3 supervivientes de aquella tragedia cruzazulina.

Los goles de las Águilas para el empate y para la remontada cayeron en tiempo de compensación. Si el partido duraba 10 minutos más, estoy seguro que el equipo de Ambriz hubiera metido 1 ó 2 goles más. En ese momento la Máquina estaba descarrilada. Así es el futbol: en unos cuantos minutos todo cambia, Ignacio Ambriz se sacó la lotería y el carácter del Cruz Azul como equipo fue una grosería.
No le quito mérito alguno al América pero lo de la Máquina merece calificativos contundentes como vergüenza, pena  o ridículo pero lo catalogaré con una frase más nostálgica: oportunidad perdida.





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