Por: Manuel Sámano
Se hace
cada vez más probable una debacle mundialista para el Tricolor. Esta sensación
no es sólo una consecuencia de la derrota por 2-0 sufrida en Copenhague a manos
de los daneses en el último amistoso previo a la Copa del Mundo. El motivo para
llegar a esta conclusión son las constantes decisiones con muy poca lógica en
la Selección Mexicana, desde la planeación de los partidos de preparación hasta
la disciplina de los propios jugadores. Está permitido pero no es comprensible
que unas horas antes de iniciar el viaje hacia Europa, varios seleccionados
hayan participado en una fiesta nocturna cuando se supone que son atletas
profesionales y dependen primordialmente de su buen estado físico para tener un
buen torneo. Ese evento abre la puerta a potenciales problemas internos en la
selección sin mencionar los más que plausibles problemas personales de cada uno
de los futbolistas, lo cual es altamente seguro que mentalmente tendrá un
efecto negativo a unas horas del inicio del Mundial.
También
está el asunto de las rotaciones. El entrenador de un club puede modificar su
alineación inicial durante los 9 meses de la temporada justificadamente para
poder cumplir de forma adecuada con el extenso calendario y todos los torneos
oficiales, que en algunos casos arrojan una cifra cercana a los 60 partidos. En
el caso de una selección nacional no es lógico rotar más de lo necesario a los
titulares. Un gran porcentaje del éxito en una actividad física es la
repetición, la práctica constante y el buen entendimiento entre los jugadores
en el caso de los deportes de conjunto. Cualquiera que haya jugado al balompié
incluso a nivel amateur lo comprenderá. Parece que Juan Carlos Osorio está
empeñado en revolucionar el futbol, pero dándole la espalda a la lógica
futbolística.
En general
los resultados en los partidos amistosos no son ningún indicativo contundente
para definir lo que sucederá en el Mundial. Alemania apenas venció por un gol a
los saudiárabes y otras potencias como Francia no pasaron del empate contra
Estados Unidos. El funcionamiento en la cancha y la seriedad profesional con la
que se preparan las selecciones sí son señales importantes.
En cuanto a
los rivales en los amistosos internacionales de este año: Bosnia, Islandia,
Croacia, Gales, Escocia y Dinamarca, todos son europeos, en mayor o menor
medida similares en ciertos aspectos a 2 de los 3 rivales del Tricolor en su
grupo mundialista (Alemania y Suecia), lo cual es adecuado. Pero quizás muchos
se enfocan en los suecos como el equipo con el que se disputará el segundo
lugar. ¿Y Corea del Sur? Es muy factible que el segundo partido contra los
asiáticos sea definitivo y más si se da la derrota esperada contra Alemania en
el debut. México tuvo que haber tenido al menos un juego de preparación contra
un seleccionado similar al surcoreano como sus vecinos norcoreanos, Japón o
China con jugadores rápidos que no pasan mucho tiempo en buscar la portería
rival. Si cayera inesperadamente contra Corea del Sur, entonces México podría
llegar sin opciones al tercer encuentro contra Suecia, que dejó fuera en las
eliminatorias a 2 gigantes: Holanda e Italia.
Y por
último tenemos el factor histórico. El equipo mexicano ha superado la fase de
grupos en Copa del Mundo desde 1994 de forma ininterrumpida, a lo largo de 6
ediciones. Sólo Brasil y Alemania lo han hecho en ese periodo. Evidentemente es
una racha anómala en la estadística mundialista ya que México no pasa de la fase
de Octavos de Final. Parece inminente una grieta en esa racha, para bien que
significaría pasar a Cuartos de Final o para mal que sería quedar fuera en
primera fase.
Lo anterior
parece iluminar un panorama negativo. Nada más lejos de la realidad. Es
simplemente una fotografía a la situación actual del combinado mexicano que
está lejos de ser positivo.