Por: Manuel Sámano
La mayoría
del medio futbolístico mide de forma diferente las decisiones que toman José
Mourinho y Josep Guardiola, como si el portugués fuera la personificación del
mal y el español (o catalán, como quiera verse) fuera el buen juego materializado
en director técnico.
En los
inicios de su primera temporada en Manchester tomaron un par de polémicas
decisiones que se perciben de forma muy distinta. Veamos.
Si Mourinho
manda a entrenar con los juveniles del Manchester United al alemán Bastian Schweinsteiger
porque no lo considera para su equipo, entonces es una falta de respeto para el
excapitán del Bayern y de la selección alemana, además de un movimiento
malévolo que sólo podría ser imaginado por el técnico portugués.
Pero si Guardiola
decide prescindir de Joe Hart, portero titular del Manchester City y de la
selección inglesa, no sólo como titular sino que le abre las puertas de salida
sin importarle toda una década de trayectoria en el club, entonces la mayoría
de la gente lo percibe como algo comprensible, algo bueno porque el catalán
busca un arquero “con mejor juego de pies”.
Recordemos
que José Mourinho hizo algo parecido con Íker Casillas en el Real Madrid. El portero español perdió la titularidad y la
confianza del portugués después de una baja de juego y una serie de problemas
internos como filtraciones a la prensa.
Es cierto
que en su mejor nivel Íker Casillas es mejor guardameta que Joe Hart, pero
ambos eran titulares con amplia trayectoria en su club y la opción número uno
en la portería nacional. Además son más lógicos los argumentos para la
suplencia de Casillas que la salida de Hart porque no se acopla al sistema del
nuevo entrenador.
En aquel
momento se crucificó a Mourinho y no veo que ahora suceda lo mismo con
Guardiola.
¿Entonces cuál
es la diferencia en la percepción de la gente?
¿Por qué
todas las decisiones guardiolistas en general se justifican y las mourinhistas
se condenan?
Por el
simple hecho de tomar partido en favor de uno de los dos, algo erróneo si se
quiere analizar de la forma más objetiva posible. Y como Guardiola prefiere que
sus equipos tengan posesión del balón y Mourinho prioriza el resultado entonces
es políticamente correcto decir que Guardiola toma buenas decisiones por el
bien de su “idea futbolística” y que las decisiones de Mourinho son
autoritarias, dictatoriales e injustas.
Tanto Joe
Hart como Bastian Schweinsteiger buscan otro equipo a unas horas del cierre del
mercado de fichajes en Europa y seguramente en unos días estarán incorporándose
a un nuevo club.
Schweinsteiger
tuvo un paso fugaz con el United, por lo tanto no será un factor en contra de
Mourinho si no se dan los resultados esperados en esta temporada.
El caso de
Hart es diferente porque dejará una sombra en el City que podría obscurecer la
etapa de Josep Guardiola en Manchester. Esa sombra crecerá si el flamante
refuerzo chileno Claudio Bravo comete errores importantes y definitivamente se
hará gigantesca si el Manchester City no gana la Champions esta temporada, o al
menos la Premier League.
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